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Mostrando entradas de 2010

Lo que somos

Me miro de lejos, desdibujada pero avanzo a zancadas de aplomo ochentero con mis botas de montar. Me miro por dentro, también desde los abismos interiores, las galaxias de los chakras y los flujos. Soy muy distinta, tanto que la imagen de mí adquiere la textura del recuerdo, pictogramas de la susa sentada en el suelo frío de la facul , más delgada y enroscando como una boa las piernas juveniles. Soy susanita , avanzado feliz y autocrítica , atravesando los patios del parlamento andaluz, sabedora de que nunca trabajaría en un lugar tan hermoso. Soy Susana la profesora que viaja en ave y prepara oposiciones en el tramo Puertollano -Madrid, que quiere ponerse a prueba, que ríe histrionicamente y fuma sin parar. Soy yo, pese a todo, la que sigue haciendo comedia en las sobremesas, la que analiza causas probables y sintetiza diagnósticos, la diseñadora de proyectos, la que quiere volar. Soy la payasa , la cocinera, la mamita que cura las pupas a besos, la que inventa pócimas para la

Heima

Hay lugares que invaden a las personas que viven en ellos. Y viceversa: hay tendencias humanas a vivir a través del paisaje y a evocarlo en las palabras, las danzas o las canciones. Es de lo que trata la película "Heima" de los islandeses Sigur Ros. "Heima" significa casa y es una gran y blanca metáfora de como una tierra llega a convertirse en notas como copos de nieve, gotas de agua y ráfagas de viento. En el fondo era una nostalgia similar a los paisajes perdidos del nacionalismo, sólo que en una versión panteista con banda sonora de instrumentos primitivos y algún que otro juguete (by the way no os perdais a Enrique Amigó en Esfumato) Pero quienes os acerqueis a Sigur Ros debereis saber que rezuman tristeza aunque a cambio nos ofrecen una experiencia vital colectiva bastante poco adulterada. El resultado es el atrevimiento de un puñado de tímidos patológicos de sentir la vida, sus vidas, y ofrecerlas públicamente en mitad de los frios páramos y los glaciares. Me

Momento estelar

Es frecuente que un paralelismo haga arrancar una reflexión. Es este caso la alineación planetaria es a los planetas y la previsibilidad de sus órbitas como el 14 a la posibilidad de que coincidamos casi siempre las mismas personas a las mismas horas. Así, cual alineación planetaria el 14 ha reunido mágicamente, holísticamente a muchas de sus estrellas en un mismo viaje. La primera estrella es Estrella, la cooperante parlanchina, sentada frente por frente a María-Malaspulgas, a su lado la peripuesta mujer san bernardo y justo detrás la inclasificable mujer felina. Hoy no están ni Caradeajo ni el hombre san bernardo de gran porreta (hoy he fabulado un poco más sobre él y "he percibido" que era natural de Badajoz pero habría estudiado derecho en Sevilla, y tomado muchas cañas por el centro, y en seguida se había sacado la plaza de secretario judicial, tal y como hacen los buenos hijos de provincias para salir de ellas, y comenzó a trabajar en un juzgado en Colmenar Viejo y lueg

Las naciones circunstanciales

"Pon a un grupo de personas en un espacio limitado y con el tiempo se sentirán como una nación" Amelia Mor Parecería exagerado sostener cátedra pero parece evidente afirmar que el hacinamiento crea vínculos. Compartir espacio diariamente, si quiera en un autobús, hace que cuando veo aproximarse a Caradeajo hacia el fondo donde yo me encuentro, me entren ganas de darle dos besos. Lo mismo que en las familias, las tribus y las naciones, la comunidad del 14 es un experimento colectivo de simpatías, indiferencias y mero cruce de vidas. La sola circunstancia de coincidir unos kilómetros de viaje nos acerca. La existencia del otro no nos es enteramente ajena. Entonces nos termina interesando (quizás sólo a mí en plan friki) lo que lee Estrella (la cooperante parlanchina) en concreto el Le Monde Diplomatique en español y hasta nos inquieta el hecho de que se pase de parada de puro despiste o algo peor, que desconozcamos su verdadera parada o que quizás acuda a una conferencia esa m

Funcionarios

Mi perplejidad es grande hoy, descubro, ojiplática, que Caradeajo es una mosquita muerta. La que denominaré Malaspulgas ha hecho su entrada triunfal como personaje de este blog. La escena ha estado cargada de fuerza: al ser empujada groseramente por un pequeño hombrecillo de medio pelo se ha lanzado a defenderse del atropello en alta voz. Casi como una manifestante de primera fila ha denunciado “la brutalidad”. Little-low-cost-men se ha hecho el sueco, como si llevara unos cascos puestos. Malaspulgas le seguía con la mirada, es de esas personas que no consientes, literalmente, ser mínimamente agredidas. Le miraba enfurecida mientras buscaba las palabras…-“es indignante…el…el…papanatismo”. Me ha encantado. El Papanatas, que no es un viajero habitual sino uno de esos vagos con abono transporte que utilizan el 14 para ahorrarse un par de paradas de paseo, ha permanecido mudo, helado, como en el “pause” hasta que ha logrado bajarse del autobús. Sólo entonces, Malaspulgas ha seguido leyend

Activismo retórico

Por razones que no vienen al caso, estuve ayer leyendo un discurso político. Mi intención era, como tantas ocasiones, analítica y el ánimo, el propio de esta nueva etapa de mi vida, libre y distante. La conclusión final de lectura: un tostón. Su estructura correcta, articulaba un par de ideas fuerza, una vinculada a la esperanza y otra a la convergencia. Nada nuevo, palabras envasadas al vacio (como una mermelada) de asesoría parlamentaria. Creedme, lo conozco bien. Nada de riesgo, pura corrección y la emoción del cauto, del funcionario… La mayoría de los políticos de hoy no emocionan so pretexto de huir de la fatua retórica o algo peor, del infame populismo propio de repúblicas bananeras. Sin embargo, la emoción deviene casi una obligación moral cuando uno vive en un país abúlico y acrítico que oscila del acomodamiento al cabreo sin mediar palabra, acostumbrado como está a olas y contraolas de indiferencia y frentismo. Emocionar con las palabras no convierte al orador en juglar ni al

Anarquismo parental psicopatológico I

Los padres jóvenes solemos hacer muchas gilipolleces. Que nadie se extrañe, es un clásico. Pero resultan verdaderamente escalofriantes algunas de las variantes del ensayo-error en el que los papás y mámás estamos educando a los cachorros. En mi opinión, la más escandalosa de las escuelas de padres es la novedosa versión libertaria de lo que he convenido llamar "anarquismo patológico". Las claves son las siguientes: el padre defiende infinitos espacio de libertad para el niño que literalmente puede hacer todo lo que le de la real gana, tirar tierra a los ojos, comerse los mocos y también los juguetes (sólo en el caso de que sean de manderas nobles), tirar la leche por la mesa para salpicar alegremente suelos y paredes y empujar a primos, vecinos o desconocidos. Lo importante es que el/la neurótico/a del padre o madre esté mirando todo porque si no estaríamos ante otras versiones libertarias más moderadas, es decir, la libertad se refiere a la ausencia de control por parte del

Microbacterias y amor

Me desdigo, Caradeajo y yo no nos parecemos. No nos parecemos ni estética ni cósmicamente. Caradeajo es la típica neurótica refinada. No sólo no se levanta para cederte el sitio sino que en su lugar hace una cabriola insospechada (que resulta científicamente más cansada que una cesión clásica de asiento). Pero no sólo eso, le repugna tocar los asideros por lo que en vez de hacer tal cosa se reclina sobre el dorso de las muñecas con una suerte de desdén dieciochesco. Descarto, pues, en ella, cualquier tipo de comportamiento afectuosamente externo, ni la languidez de reposar la cabeza en el cristal para ver los plataneros pasar, ni esa coqueta pose de algunas mujeres de descasar el brazo golgándolo por la mano en las barras transversales. Cuando la miras sabes que va al mismo sitio de siempre. Me pregunto si cuando viaje a San Petesburgo lo mirará con la misma cara de siempre, si cuando recorra los arrozales de Laos pondrá la misma cara de ajo del que se siente rodeado de microbacterias
I know, I know, la evidencia clama al cielo, lo sé, -no pregunteis-, fue ayer, durante un capítulo de la serie infantil i-carly, una personaja (según Chomsky el lenguaje es innato y juro que esto me ha salido sin pensar...) va y dice: "lo bueno de mentir a menudo es que un día deja de doler". Y es justo aquí cuando empiezo a pensar, es verdad, lo niños no lo saben pero yo, que ya no soy una niña, sí lo sé. Como el barbudo con camiseta rollo mercado de fuencarral (o de L.A) que pudo escribir ese trozo de guión de i-carly o idéntica versión femenina, como dice un amigo materialista antisecesionista, tipo new age, atea pero que cree en extraterrestes y espíritus, que hace danza del vientre y escribe trozos de guiones de i-carly. Ambos lo sabían. Pero la clave no es el hecho de que ese tipo de información permanezca oculta para los niños, esto es, que es posible vivir sin miedo o sin miedo al dolor, sino que, en efecto, vivir sin miedo (coherentemente claro) implica vivir sin esp

Fondo y forma

Andaba yo musitando no se que reflexiones sobre el cansino tema del éxito social cuando una verdad se me iba revelando con sencillez. El autobús asomaba al final de la avenida del mediterraneo: soy una mujer más segura ahora, que gestiona con más tino y eficacia la intendencia de la vida, que ata cabos, habla solventemente en tres idiomas y maneja con resolución el proceloso mundo de la idea pero también el de la frase y el adorno. Ética y estética, fondo y forma mejorados, hacen que una se sienta más coherente y elegante y pierda fácilmente la mirada calle abajo sin la compañía del miedo, la nostalgia o el complejo. Todo esto ocurre cuando aparece Caradeajo en la re-entreé del 14 y lo hace con un fular casi idéntico a uno que compré el verano pasado, una monada ligera con una tira bordada en lugar de flecos. Algo "in", "trendy", un "must" que diría el Vogue. Pero a mí la coincidencia fashionista me acerca a Caradeajo, estrecha nuestras órbitas, nos asemej

La mala leche

El mítico George suele deleitarse haciendo propósitos de año nuevo cada vuelta de vacaciones. Lo hace de forma natural y siguiendo religiosamente el perfil del coleccionista que partir de septiembre da trabajo a los kioskeros del mundo porque uno vive programado con el curso escolar "ad aeternum". Y como todo se pega (yo creo que hasta la hermosura) me he propuesto iniciar el curso escolar en paralelo al año cósmico. Como he vuelto de las vacaciones en plan zen y no hay quien me arranque la paz interior, he decidido seguir con la inercia y desechar la mala leche de mi paisaje inmediato. Así que, quedais avisados todos los malhumorados, insatisfechos, pesimistas llenos de ira, antisociales y frustrados de todo pelaje: a terapia o a vuestra casa. No compramos clinex. En cierta forma es el correlato de la teoría de mover el culo que inicié el año pasado. Cada uno se hace maduramente cargo de sus cosas y mueve el culete para cambiar las que no le gusten (el que quiera peces que s

Paraisos naturales y cuatro paredes

Lo entendí cuando me senté un rato a mirar las viñas de albariño de Casa Ché en Portonovo. A veces, el muy hermoso paisaje, la largísima playa de arena blanca, el cielo resplandeciente y el mar de uvas verdes no puede competir con lo que ocurre entre cuatro paredes, ese pliegue, esa boca y sus palabras y su silencio. Todo puede ser sencillo y dulce en el breve espacio de una pensión familiar en un concello pontevedrés y anonadar la mejor playa de europa, que al parecer es la playa de Rodas en las islas Ciés. Mi versión: una sonada decepción o como convertir las maldivas en un decorado del Show de Truman en el que los objetos quedan desenmascarados al tocarlos. Para empezar, hay que reservar con antelación. Mi familia logró 9 preciadas entradas a 20 euros para visitarla. Madrugón, carrera de bólidos hasta Vigo, horita de travesía y desembarco de varios miles de almas al parque natural. Todos, como borregos playeros seguimos el caminito de tierra hasta el camping y por el camino la larga

Outsiders

Si tuviera que fundar un país con toda la gente que ha sido insuficientemente valorada o querida en estos últimos años creo que tendría un gran país. Al igual que en las dinámicas observadas en Gran Hermano, el personaje más interesante sale el primer día, luego hay una lucha constante entre malos y tontos que terminan de ganar estos últimos y, salvo esto, que tiene un cierto halo de mérito inverso, el asunto pierde interés desde el minuto cero. Pero que gran país tendría si pusiera a mi catedrático de referencia de sabio de la montaña, a Pestañitas de Ministra de Economía o a la petisa de secretaria de Estado de Comercio, por ejemplo. El hecho es que si recompusiera un reino con todos estos principes destronados y princesas, tendría un mundo espectacularmente brillante y plagado de talento, de ojitos iluminados, de gentes transparantes, profundas, honestas, coherentes y muy sólidas. Los fatuos que no miran a los ojos, los caguetas, los listillos, los eternos conformes y las niñas mona

El punto de referencia

Espero que tenga razón Deepak Chopra cuando afirma que el punto de referencia para medir la felicidad y el éxito está en uno mismo. Me recuerda a la conversación aquella de las comunidades cristianas en las que se debatía eso mismo y Mariano decía ¿y si te menten un estintor por el cu-piiiiiiiii cómo eres de feliz??? Francamente, deseo que Deepak Chopra no sea un charlatán de medio pelo. Espero que las enseñanzas de sus reinterpretaciones orientales traingan verdad a mi espíritu y paz y energía. Más me vale, que sea eso, que he equivocado el punto de referencia por falta de gnosis. Entonces habría una posibilidad realista de frenar la debacle que desde hace unos años vivo con respecto al éxito exterior. Uno debe, por el contrario, triunfar porque ama plenamente y disfruta, porque deja cierta huella en las almas de otros y esa huella se convierte en música, en creatividad, en una memoria sobre la que crecer. Uno debe sentirse recompensado porque enamoró al inteligente, porque supo darse

Estrella, la mujer magnética

Estrella al andar bailaba una suerte de coreografía poderosísima en la que su falda se balanceaba airosa alternando brazos y caderas que, como un diapasón, oscilaba con decisión a cada paso. Sus comisuras, puntas del iceberg de unos labios jugosos, hacían intuir una sonrisa, una de esas sonrisas de ser feliz y ser consciente. ****** Sl igual que otros cientos de miles de mujeres, Estrella se pasaba el 50% de la jornada en una oficina gris asfáltico llena de hombres sobrevalorados a los que estrella miraba a los ojos de forma hipnótica. Con frecuencia sus superiores llegaban a bajar la mirada para no ser abducidos literalmente por su negras pupilas. ****** A principios del verano y ante la persistente capacidad de Estrella para eclipsar voluntades y propiciar devotos, se impuso en la oficina el uso generalizado de la escafandra. Así el vestíbulo albergaba

Pena de muerte (una historia real no autobiográfica)

Lo que tengo que escribir ahora es más largo, mucho más largo, es la historia que sueña como las ramas del baobab, como la lluvia en el capot del coche mientras me explicas que te marchas. Yo sólo miro la carpeta de los apuntes y me niego a escuchar lo que me dices. Estás loco, no pienso escucharte. Tengo que pensar, tengo que pensar. Dame un poco de tiempo para pensar. **** Al final te has ido. Hoy me quedado pensativa mirando por la ventana mientras iban pasando por mis retinas hileras e hileras de pensamientos y petunias. Y más cuando en el e-pod ha sonado Segur Ros y yo estaba delante de la sede de esa empresa que pone las luces tan bonitas de navidad. Y me he acordado de tí. Y todo ha empezado a ir más despacio, como en la canción, hasta que hay una última nota de piano que hace….pin…¿sabes? **** He he levantado dolorida, físicamente y he llorado un poco. Pero no voy a decirselo a nadie porque está pena es clandestina. **** Recuerdo que una vez dijiste que si no estábamos juntos s

Chapeau Big George

A George le encantan las sorpresas y si consigue contenerse y llegar hasta al final triunfa como la cocacola. Ayer me sorprendió con una maravillosa cena de aniversario en Asiana, un misterioso restaurante a mitad de camino entre la clandestinidad y el lujo asiático. Este fue el menú. El resto es hablar por hablar. Chapeau big George. PICA-PICA: -Ostra con granizado de ponzu -Mejillón Nam-Jim -Kimuchi de zamburiñas -Ensalada vietnamita de lomo de buey marinado en lemongrass -"Nikuman" al vapor con mozzarella de búfala y trufa negra Foie con puré de piel de limón y teriyaki balsámico -Satay de codorniz Royale con coco-lima y chile EMPEZAMOS: -"tiradito" de corvina con ají amarillo y rocoto -Chicharrón con salsa criolla -Vieira Kataiffi con salsa XO SEGUIMOS: -San pedro con pesto de cilantro, galanga y espuma de curry rojo -Lomo de buey marinado en soja dulce y lemongrass con ali-oli de jengibre POSTRES: -Ravioli de mango y piña aliñada con sorbete de coco-lima -Almen

Tontos

En todas las familias, oficinas y grupos humanos hay un tonto. En mi oficina hay dos y uno está al lado del otro. En ambos casos su tosquedad emocional los discapacita y acaban sentenciados a la categoría de tontos por una conjunción expresiva y cognitiva, aderezada por torpeza clásica. El uno o el otro, el otro o el uno, siempre estarán a punto de decir una memez, cuestión que finalmente consumarán. El uno y el otro reforzarán la naturaleza cretina de su vecino tonto cual planeta con su luna. Definitivamente, hay mil maneras en esta vida para evitar ser un tonto de remate pero estos dos, las desconocen todas. Tengo que recordar la necesidad imperiosa de cambiarme de planta. PD: Sí, Pilar, uno de los tontos es quien tú sabes...

De tendencias y aniversarios

Ando unos días literariamente seca. Nada que ver con la inspiración mitológica de los poetas, más bien dispersa contemplativa, como a otra cosa… Resulta que ahora prefiero mirar a la gente. Me he salido de mí, me he extrovertido. Ahora me detengo en el lector voraz del 14 que lee Martin Amis y Roberto Bolaño o en Caradeajo, a la que ayer, sin ir más lejos pude oir la voz cuando la cedí el sitio, -¿no te vas a sentar?- dijo como un pajarito. La noté menos rígida, algo asustada o comedida. Pero en general me centro en analizar los atuendos de las mujeres que pasan, las elecciones que hacen en materia de calzado, los colores, los modelos de bolsos o de orquillas…son algo más que complementos, son una declaración de principios: quiero ser una mujer elegante que viaja, una mujer sexi que te echa el humo en la cara o profesora de yoga a la que el aspecto exterior no le importa demasiado o hoy quiero sentir la brisa del verano entre mis piernas y esa sensación única de una falda de seda que v

Cumpliendo el destino

Tengo el alma limpia como una patena, el contador a cero y limadas las aristas. Tengo las alas pulidas, los propulsores nuevos, las ganas listas. Poseo la novedad del renacimiento la ancianidad de un sabio en la montaña y la mirada alerta de un niño frente al tiovivo. Aquí estoy, he crecido, elástica y firme como la cebada reciente. Aquí estoy, eterna y prosaica epicurea y sin dolor CUMPLIENDO EL DESTINO

Registro de la memoria del mundo

Todo sistema de control interno está afectado inherentemente a determinadas limitaciones al estar sujeto a errores de comprensión o juicio, fallo humano, colusión, irregularidades o actuaciones fraudulentas, las cuales pueden ser minimizadas…para que los actos de los poderes legislativo y ejecutivo del gobierno, pudiendo ser confrontados en todo momento para los fines de las instituciones políticas, puedan ser más respetados, y también para que las aspiraciones futuras de los ciudadanos, al ser dirigidas por principios sencillos e incontestables, puedan tender siempre a mantener la Constitución y la felicidad general….Los olvidados es una película mexicana de 1950 escrita y dirigida por Luis Buñuel, que obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes y que ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los olvidados cuenta una historia trágica y realista sobre la vida de unos niños en un barrio marginal de la Ciudad de México….La Primera parte de Fausto es una h

Razones estéticas

Hoy he vuelto a ver a Caradeajo en el 14 y una vez más ha dado purebas de las infinitas interpretaciones posibles del cuello Mao. Pero Caradeajo no puede tampoco negar un pasado burgués deducible a partir de los indicadores clave: 1. Muñeca vuelta al bies mientras sujeta la bolsa del almuerzo. Ademán en ciertos foros considerado “amanerado” y 2. Pelo siempre ahuecado, de peluquería, natural, sí, yeah, whatever…perfecto con ese toque estático de impostura. Como el atuendo de Caradeajo no daba más de sí me puse a reflexionar sobre el espectacular vestido de Sarah Jessica Parker en el cartel promocional de Sexo en NY. Una cosa ha llevado a la otra y me he encontrado pensando en la moda y en esa importancia radical de transformarse mediante el aspecto exterior. Mi prima Sonia “la divina” asegura transformarse totalmente cuando lleva tacones, lo mismo que Caradeajo con su cuello Mao y su bolso de piel-piel. Yo también me transformo con idético artificio cuando me enfundo mi conjunto blanqu

Muñecos de cristal

Jorge me diría, pero ¿ya estás haciendo un estudio sociológico? Sí, jeje, no puedo resistirme. Todo arranca de repente, es una pulsión natural. Hoy en el autobus ha vuelto a suceder. Vaya pero ¿Cómo se puede tener esa cara de ajo todos los días y al tiempo vestir de esa forma tan cuidada y personal? ¿no es eso una incoherencia? ¿un gazapo? Todo eso pensé de la ávida lectora que yo presumo funcionaria del ministerio de cultura. Está soltera, añado, y no tiene gato porque no soporta que los animales suelten pelo (aunque está en contra de los abrigos de piel y es socia de P.E.T.A). En el bus es sencillamente una estúpida pero fuera apuesto a que atiende a clases de yoga o tai-chi, a juzgar por sus cómodos y flexibles zapatos y algunas casacas que lleva propias de personas que ya visitaban nepal en los 80 y que si pudiera te cantaría esa canción de Chenoa: “Cuando tu vas, yo vengo de allí…” Pero en verdad no puedo validar mi hipótesis. Tal vez no sea funcionaria ayurveda pero su rictus tes

Sin palabras

La vida como jugando a molinillo. Agárrate que despegamos. Aspas y empeines, flexos. La velocidad aturde los sueños. La vida en tecnicolor Coje mis manos Caleidoscopio, Girando como norias. Agárrate que nos vamos Y no te importe que el paisaje Troceado y cinematográfico Posea la discontnuidad del amor ¿O acaso aspiraste a ser feliz más que a ratos? Agárrate que esto arranca y nos deja el alma, borracha de ron con esa especie de nudo de emoción. Sin palabras.

Vino y rosas

Hoy me siento de vacaciones, tras semanas de usurpación laboral de mi tiempo. Y por eso, como estoy tan contenta, no tengo gran cosa que contar. Unicamente compartir con vosotros el Aleph de Borges como una promesa de intensidad geométrica para los días dispersos. Os deseo y pronostico a todos días de vino y rosas.

Pili, Pilili, Pilarín

Por alguna extraña razón, a las personas nos gusta tener la última palabra sobre quienes somos, como nos llamamos o que pegatina nos ponemos o nos dejamos poner en la solapa. Será que nos creemos dueños de nuestro nombre y de la camisa que nos cubre, por no decir que aspiramos a ser dueños de nuestras vidas o nuestros destinos. De forma paralela, de un tiempo a esta parte (será la edad), el personal que me rodea ha dejado de lado la etapa de los desideratum para adentrarse de lleno en la aceptación del status quo, “lo que es, es”. A veces creo, pero no he terminado de depurar la teoría, que estos conformes de hoy eran los reaccionarios de la juventud y no unos luchadores reconvertidos… Lo grave del caso, no obstante, no es que se haya perdido la rebeldía, es que se ha perdido la esperanza, esta opción tan vana que decía Benedetti. Ahora la vida c´est un cul de sac. Si tu fruestración es laboral 20 vendrán a sostener que “todas las empresas son iguales”, “todos los jefes son iguales” y

Tipología del ser humano postmoderno

Suele decir Sabina en sus entrevistas que cuando dejó la “mala vida” se secó el caño de la inspiración. El otro día en un periódico puntualizaba que él decía que eso ocurrió porque cuando uno es feliz no escribe (no compone, no esculpe, no pinta) porque está viviendo. Supongo que entonces, contrario senso, cuando uno sufre “no lo vive” o no lo quiere vivir y por eso se detiene y dice, joder esto lo tengo que compartir… Quizás sea tan sólo una excusa-de-autor-en-el-dique-seco pero lo comparto plenamente basándome en mi trayectoria literaria. Aunque añado, uno también puede “secarse” de vulgaridad y de normalización. A veces por razones distintas al dolor uno se convierte e un cualquiera con poco que contar. Y deja también de contar o cuenta sus recuerdos, otrora llenos de “no vida” que quiere compartirse porque es demasiado intensa para ser vivida a sólas. En este contexto reclamo la tipología de locos, deprimidos, a la que ahora añado a los “grises polvorientos” que nos arrastran a

A que huelen las nubes...

Cuando me pregunten a que olía 2009 les diré que a cristales rotos, a nieve en la cuneta, con un toque de sol radiante camino del tanatorio de Chiclana de la Frontera. También haré un esfuerzo por recordar el silencio de la oficina recalentada ese mismo verano y los secretos que al guardarlos duelen como un nudo en la garganta. Claro que después hubo más, olor a vino blanco sobre el malecón de Alcoceber y un arroz al horno en Can Roig y olor a sal sobre las felices pieles de mis hijos. Pero lo otro dejó una impronta tensa y triste en todo lo demás que logró obturar mis chacras, mi alma, mi conciencia. Sé que en 2010 cambiamos de ciclo, casi una obligación cósmica cada 7 años. Y que según el horóscopo de ABC, cuya lectura recomiendo en horas bajas, me ofrecerá este año “el oro y el moro”. Que bonito. Que suerte. Estoy encantada. Y además es que quiero estarlo. No me queda otra que reinventarme, limpiarme los chacras, en especial el dos, y retocarme sin falta el corte de pelo. El resto s

La historia de Luis Eduardo

Salía de la oficina como una working-girl destartalada, bolso en bandolera y gabardina al viento y me abalancé sobre el primer taxis disponible. La falda demasiado estrecha me impedía maniobrar y casi a plomo caí sobre el vulgar asiento trasero. –Buenas tardes- me espetó un clon de Luis Eduardo Aute. Esta vez estaba tan estresada de hacer contra-reloj un sinfín de tareas robóticas que tenía ni la más mínima intención de charlar con el taxista, así que me limité a darle las cordenadas y a mirar distraídamente por la ventanilla. Sin embargo el comportamiento errático de “Luis Eduardo” atrajó en seguida mi atención y que poseía una habilidad inaudita de ir escogiendo por tramos aquellos más lentos, pesados y absurdos, alargando de este modo, no sólo innecesariamente la carrera sino crispando también mis nervios con comentarios conspiratorios contra el alcalde. Al parecer Luis Eduardo “y otra mucha gente” (de su grupo de izquierda unida, I guess…) creían que Gallardón había fraguado el p

La postmodernidad

Hace días que percibo excesivas trazas de postmodernidad, como un tufillo de estructura irremediable, lo que es, es. Así que, aunque las lecturas universitarias me dejaron una suerte de mapa de lo que entendemos por postmoderno, lo busqué el wikipendia para tirar un poco más del hilo y para poder compartirlo sin citas hiper pedantes. El resultado, de veras, es impactante. Señoras, señores, lean, piensen, detengan la postmodernidad… En contraposición con la Modernidad, la posmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia a las utopías y a la idea de progreso. Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo. Desaparecen las grandes figuras carismáticas, y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso y atractivo. La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente se mezcla con la compulsión al consumo. Los medios masivos y la industria del consumo masivo se c

Quien me ha robado el mes de abril

Creo que todos podemos estar de acuerdo si digo que hay días al año en que empieza a oler a verano. Aún no hace calor, aunque caldeado el ambiente, hace intuir la floración y el cambio de armario. Esos días una se siente feliz porque sencillamente se asocia mnemotécnicamente ese olor, dulce y jovial a los veranos de la primera juventud y de la infancia con la toallita templada sobre el frescor del césped de la piscina del club. Ahora, con frecuencia, a los adultos se nos pasan las estaciones por alto y cada año, al menos en tres ocasiones: navidad, semana santa y verano, el mítico yorch afirma desconcertado “no tengo sensación de que sea…” Hoy lo he entendido de forma lúcida. La edad adulta nos ciega. La madurez o la rutina nos impide saborear las pequeñas conquistas meteorológicas, pre-ocupados como estamos por el ascenso que otro año no llega, por el proyecto del master atragantado, la mudanza, el ibex, el bonus, el lotus notes o el PPT. Nuestro idioma ha dejado de ser sensorial. En

Jodida y radiante

Llevo casi dos semanas mirando, desde los ventanales del 14, como el que mira Europa alejarse desde un vapor camino del nuevo mundo sin poder escribir una palabra. Tengo, sí, la mirada perdida, la lengua quieta, la mente hueca. Pero siento cierta nostalgia de mis sueños, de ese lugar en el mundo pampeño que nunca llegué a conquistar pero se mantiene intacto en mi horizonte. Quizás miro hacia allí, desde los ventanales del14, como uno mira al amado esquivo que juramos conquistar el día menos pensado. Sólo se que aún permanezco despierta y perdida, desesperara y libre, con la mente dispersa como molinillos batiendose contra el aire y lúcida, como molinillos contra una tarde de sol, radiante.

De la luz y otras batallas

Ayer culminó el penúltimo intento que he emprendido para cambiar mi vida. En verdad, como diría la biblia, que no logré mis objetivos. Pero también os digo que logré otros que no esperaba. Donde antes había silencio hoy hay información, donde antes había miedo vestido (que no disfrazado) de dignidad hoy hay dignidad desnuda. Todo viene a confirmar la teoría de “mover el culo” tantas veces aludida en este blog. “Mover el culo” frente a la apatía del aparente conforme y frente a la apatía del resignado. Ambos tristes, ambos opacos, no dejan pasar la luz. No os voy a engañar, lo he pasado muy mal y este fin de semana todas mis frases empezaban por NO. El dolor no era intenso pero si denso y se metía, gracias a la porosidad del elemento, en mis huesos y en mis sueños. Aunque el dolor es coyuntural, a ciertas dosis olvidadizo y fugaz. Y lo que queda después, una breve cicatriz de bucanero existencial que se rasguña por probar la miel y la hiel de la batalla. La luz está detrás, siempre detr

Tiempos de poemas o renuncias

Abrázame. Hace frío y soy hija de tiempos de poemas tardes junto a la ventana abetos solitarios, inmensos y perros moviendo la cola. Todo lo que soy o casi es directamente proporcional a las veces que abrí el cuaderno con mi poema express en la mano, no por una regla aritmética pura sino por las experiencias dejadas en mi desde mis ojos en ventanales sobre abetos erguidos y parejas en sus últimos días. Hoy miro en derredor y sé aunque perpleja lo sola que siempre estuve trovando y lo maravillosamente minoritario que fue el esfuerzo y el deleite. Afuera hay en cambio materialismo barato y oportunismo vital masivo. Nada grave salvo que uno debe renunciar a todo para conquistar una parte ínfima de la gran multinacional eco-responsable o ser expulsado como rayo cósmico. Habrá que volver sin prisa al ventanal proyecto de ser mujer poeta que alcanza sus sueños porque sueña que llega a lo más alto porque vuela.

Pensamiento líquido

Hace un par de días hablaban en la radio del pensamiento líquido a la sazón del supuesto marco estratégico que incita a Zapatero a hacer cada día un “ moná ” distinta. Y yo pensé, mientras iba de un sitio a otro de la cocina (necesita un rediseño ergonómico, -no, Zapatero no, ¡mí cocina!) que más que errático o mal aconsejado a nivel teórico porque, ya lo sabemos, su marco de referencia es el muy ilustre socialismo de facultad y palestina, de manifa del primero de mayo y cañas con Sonsoles poniéndole ojazos..No, Zapatero es un bluf o más concretamente un ejemplo paradigmático de oportunismo político. No se trata pues de lo que uno piensa, sino de lo que uno hace y no es cuestión de pensamiento líquido ni sólido sino de oportunismo literal. El eterno dilema entre lo teórico y lo experimental, entre lo estratégico y lo operativo encuentra remedio en el oportunismo para desgracia de las víctimas del msismo y muchas veces con regocijo del oportunista que lograr así sus metas quedando más a

Los molinillos de viento

En mi bolsa de Hello Kittie atrapé los molinillos, los había a cientos y lo mejor fue liberarlos y verlos alejarse en alegre entropía. El resto de mi vida he seguido la senda de liberar cuantos molillos de viento he creído atrapados o insuficientemente voladores. Me maravillé no sólo con la mujer que sabía volar sino con el hombre que la buscaba, con el poema de Girondo, con todos aquellos pequeños detalles aéreos y felices como molinillos, los dulces besos de amor en los andenes, los abrazos chorreantes de Sara, las primeras palabras diáfanas de Javi. Y atrás quedan el resto de miserias terrícolas sin la menor trascendencia para mi alma.

La invisibilidad

Una de las características recurrentes de los estudios sobre género es la invisibilidad estadística. Cuando una se enfrenta a la tarea de describir un asunto, ya sea las tendencias de la economía, la evolución del empleo o el consumo energético resulta imprescindible contar con indicadores fiables e instituciones encargadas de recopilarlos. En los estudios de género, esta obviedad analítica, es el principal escollo. Porque lo que nos ocurre a las mujeres, trabajadoras o no, tiende a transcurrir en una nebulosa, en un limbo estadístico. Seremos invisibles sí, pero no silenciosas, es más, tantos (y tantas) afirmarían que pecamos de ruidosa charlatanearía, de pertinaz rebeldía (esos latigillos que siempre acompañan al feminismo). Somos histriónicas y muy pesadas. Una eso lo siente y percibe con claridad cada vez que realiza su alegato en pro de los derechos de las mujeres (o sea de los míos propios, de los de mi hija…de los de mi hijo, añado, porque mis derechos también le pone límites).

Aquellas pequeñas y grandes cosas que fueron ciertas

Ya no es que de gusto, es que ilumina la vida, cuando una descubre que algunas de las cosas que creímos un día eran ciertas, que de alguna manera residual y menor, permanecen hoy por razón de su importancia. Es lo que ocurre cuando los sucesos sobreviven a las coyunturas y las anécdotas. Cuando lo sentido, lo es en un sentido estructuralmente marxista. O sea cuando algo es lo que es sin que el tiempo ni el olvido puedan cambiarlo. El viernes fui a un concierto. El cantante del grupo, mi amigo Enrique Amigó, tocaba el saxofón cuando éramos adolescentes y veinte años después seguía honestamente esa senda de perseguir lo que uno es. Todos éramos distintos aunque no excesivamente, todos teníamos sonrisas parecidas y parecidas y recurrentes nostalgias. Pusimos en común nuestros recuerdos como puzzles de una peli de los early nineties y todos los trozos eran verdad, unos pueriles, otros descarnados, todos parciales, mostraban el retrato real de los fuimos, de lo que somos, recordando fielmen

La belleza

Aprovechemos esta lluvia gris, este silencio. Usurpemos el sentido cinematográfico que siempre tuvo una mañana gris de lluvia para evocar la belleza. Que nos salve, que no nos salve de lo que es peor que la lluvia y el silencio. Que nos salve, que no nos salve. Que nos convierta en lo que somos, lo que no somos, en aquello gris y lánguido, como la lluvia. Que nos convierta en cambio en esa variación de violín en la que los dedos hacen vibrar un mí de película. Y es como si de repente, volásemos en bimotor sobre los baobab en lugar de sobre los badenes asfálticos de las ciudades en crisis. Seamos valientes, seamos hermosos como un bodegón de porcelana china en la ventana, como el visillo que vuela, como un bimotor y los baobab afuera, agitando sus ramas como un vibratto de violín en la escena final.

LOGSE+bonanza económica+postmodernidad=una generación merecedora de una estancia en la isla del señor de las moscas.

Oye…sin exagerar. Qué pandilla…que absoluta falta de educación, de valores, que poca contribución al bien común, que pereza. El fin de semana tuve uno de esos encuentros intergeneracionales rodeados de ni-nis, universitarios petulantes en vías de licenciar, vigoréxicos remasterizados y pretendientes a becarios multinacionales. Todo empezó con la petición de banqueta a un grupo de jóvenes sanos y veinteañeros con la finalidad de acomodar a la amiga embarazada en conocido bar de la cava alta. El ocupante de la banqueta me mira con cara de asco y me dice tras resoplar de viva voz ¿a ver el bombo? Mi cara lo decía todo: “gilipollas-medio-cocido…¿de qué coño vas? ¿le regateas la banqueta a una embarazada? ¿o es que eres tan mezquino que das por hecho que te estoy haciendo la trece catorce para pillar la puñetera banqueta? Decidí no pasear a mi amiga cual mono de feria y busqué la banqueta por otro lado. Aunque luego me quedé un buen rato despotricando contra la falta de humanidad y de co

La vergüenza

En la inmortalidad de Milán Kundera se habla de la importancia del modo en que a uno le alcanza la muerte. Y es que la certera hora otorga la fama y la trascendencia como una capa de armiño con la que uno avanzara hacia el Olimpo. Resulta relevante pues, en un sentido teatral, si uno muere fulminado por un rayo en el camino de vuelta a casa tras salvar a media humanidad o si en cambio a uno le atrapan las parcas, de un soponcio seco y tras un largo hipido, en el único día en que a uno le dió por disfrazarse de pollito amarillo. A los presidentes de los gobiernos les viene pasando, desde hace tanto, algo parecido. Al final metafórico de sus días de gloria les sigue una suerte de deformación grotesca de su imagen y sólo aciertan a abandonar el cargo hasta que ha ocurrido este hecho. Es como aquella vez en la que jugábamos a sujetar el cabo en la popa del barco. Perdía el que soltaba antes la cuerda, ganaba el más resistente. Eso sí, se desaconsejaba morir ahogado. Yo casi me trago dos li

Ah no, no señor

Por un instante una inmensa pena se expande, la mirada se expande, es ántrax melancólico y aburrimiento posmoderno, la insatisfacción como musa del poeta. Por un instante, una está dispuesta a sufrir románticamente ad aeternum. Hasta que llega el 14 y una es consciente de toda esa pena inútil, de todo ese dolor intangible y mal dimensionado que no sirve para nada, o sí, para reafirmar que una metió la pata de principio a fin. Por qué elegí si no el caos en que ahora divago. Por qué amasé ufana una vocación laxa que ahora pesa como mil alforjas. Ah no señor, no estudié ADE ni me empeñé nunca en una concreta ambición. Nunca soñé con ser broker ni auditora, ni actuaria, ni cosmonauta. Ah, no, preferí volar y brincar y aventurarme y por eso ahora estoy desclasada y aturdida como una feriante sin feria. Podría haber buscado una pareja afín, un-novio-te-toda-la-vida. Alguien con facilidad para entender mis claves que compartiera pasado y pereza y no se desesperase con la historia de mis días

Rostros contra los cristales

Desolada, como rostros contra los cristales los días de lluvia. Analítica porque una contempla lo minúsculo que quedó un proyecto con vocación planetaria. Desprevenida porque cambió la geometría del viaje Y en efecto, el viaje se volvió destino, e Ítaca ciudad de vacaciones. Recurrente y cíclica como el mandala de vuelta a despachar asuntos y hacer balances una asume que perdió trenes y conquistas que hubo lo que quedó desgajado, incompleto en ruinas, donde una, rota de amor, admite ojiplática que llegó muy lejos allá donde nunca pensó ir y aquello otro que guardamos en cajitas y mitocondrias porque aún hoy es alimento ancestral e ilumina la vida que se va escurriendo como rostros contra los cristales.

Gonzalito

Gonzalo, a veces te veo subiendo el autobus, picando el billete con una especie de zurrón al hombro. Cabizbundo te acercas por el pasillo central pero no llegas, te diluyes, no eres tú. Otras veces te veo por la calle, a la hora del aperitivo, paseando un perro y me sorprende porque no es ninguno de tus perros. Siempre te veo en hombres delagos, de elegancia afilada con el descuido propio del que es elegante de nacimiento y nada tiene que justificar a los advenedizos. Hay días corazón (ahora tú dices, "hay días ¿qué, higadillo?") hay días que veo tus ojos en el super, escogiendo las manzanas más relucientes y suculentas. -"Hace mucho que no hago manzanas asadas"-, dices. Pienso en tu madre, Luz y en tu hermano Enrique, que estaba francamente abatido en tu funeral y no puedo ni imaginar como sobrellevarán el hecho de verte por todas partes y descubrir al rato que es imposible, que es como cuando uno siente que quiere rascarse la pierna amputada, un reflejo, un apego,

A los que leen

Hoy, la línea 14 de autobuses se ha convertido nuevamente en emblemático lugar de introspecciones, sólo comparable a un balandro surcando las aguas en un lago de nueva Inglaterra. Allá he tenido una pingüe idea, en absoluto inédita ni sorprendente, “hay gente que no lee”. Ello nos lleva a la siguiente diatriba: existen “los que leen” como categoría de análisis y a ellos quiero referirme. A los que leen, leemos, se les puede clasificar, a su vez, por lo que escogemos leer y por cuanto leemos. Es importante, los lectores lo sabemos, si se prefieren los filosóficos tostones, las tesis doctorales, las novelas históricas, los escritores checos sarcásticos o las tramas que enganchan a 500 páginas. Sea cual sea la elección, el lector se siente privilegiado, goza con sus minutos de ensimismamiento. Entonces, se adentra a lo más profundo interior pero también viaja y disfruta si se despega un poco del suelo y del cuerpo y se contempla leyendo desde algún otro ángulo de la habitación porque es

Saltan como liebres

A veces las palabras saltan como liebres. Aquella mujer mayor que me vendió un vestido gris años sesenta lo hacía como liebre campera, conduciendo a las palabras de salto en salto, de un lado a otro, de la cooperación al desarrollo a la reflexología podal, del carpe diem a la moda XL, de los robos famélicos al frio de algunos inviernos en El Escorial. A veces las palabras resumen una vida. Ocurre cuanto una sentencia "soy feliz" o cuando otro asegura "me he convertido en una piedra". ¿qué podemos entonces añadir ante tan elocuentes palabras? Azu, por ejemplo las emplea maravillosamente, las palabras. En cierta manera las amasa como pequeños gnoqui de patata, las redescubre de otros idiomas y las presenta a la sociedad hispánica tras un breve pulido que las deja sin una sóla arista. Jorge, en línea, las rescata del olvido rural, esas sí, palabras como liebres más literales que metafóricas, de las que acaban recopiladas por seguidores de Delibes en libros titulados &q

Reformas y pinturas

Quiero vivir, quiero gritar, quiero sentir el universo sobre mí, quiero correr en libertad, quiero encontrar mi sitio… Menos mal que ya lo dijo Eva Amaral, esta chica tan expresiva, tan moderna…que si no parecería que las crisis de una son un coñazo recurrente de perpetua insatisfecha. Ya lo he dicho muchas veces, he tenido una infancia feliz, he bailado flashdance, he enamorado al jefe de la banda, he tenido experiencias laborales interesantes, viajado un poco y charlado en varios idiomas. He creído poder explicar lo inexplicable al final de una noche etílica cual revelación mística, he bailado sola en pistas de baile abriendo los brazos como una loca de atar, he tenido una boda de princesa, un príncipe encantado y unos hijos maravillosos. Aunque también he tenido etapas dolientes, jefes castrantes que me han partido las alas y la ternura. Las he pasado putas cuanto, aunque fuera apostando por el bien y la justicia, me he posicionado en el bando perdedor y he perdido. También me ha pe