Reformas y pinturas

Quiero vivir, quiero gritar, quiero sentir el universo sobre mí, quiero correr en libertad, quiero encontrar mi sitio…
Menos mal que ya lo dijo Eva Amaral, esta chica tan expresiva, tan moderna…que si no parecería que las crisis de una son un coñazo recurrente de perpetua insatisfecha.
Ya lo he dicho muchas veces, he tenido una infancia feliz, he bailado flashdance, he enamorado al jefe de la banda, he tenido experiencias laborales interesantes, viajado un poco y charlado en varios idiomas. He creído poder explicar lo inexplicable al final de una noche etílica cual revelación mística, he bailado sola en pistas de baile abriendo los brazos como una loca de atar, he tenido una boda de princesa, un príncipe encantado y unos hijos maravillosos.
Aunque también he tenido etapas dolientes, jefes castrantes que me han partido las alas y la ternura. Las he pasado putas cuanto, aunque fuera apostando por el bien y la justicia, me he posicionado en el bando perdedor y he perdido. También me ha pesado esa sensación de pérdida por lo que nunca hicimos y hoy vemos alejarse para siempre como la Fullbright o el primer libro escrito en Manhattan, en definitiva, la envolvente excusa, fuera cual fuera, que nos permitiera vivir en el extranjero para así no tener que exiliarme de mi propio país a la manera metafórica que defiendo en este blog. O cuando el amor se transforma y soñamos con rebobinar aunque sepamos que tenemos algo mucho más resistente al viento y al olvido ahora.
No estoy deprimida sólo quiero subir el volumen y cantar, quiero vivir, quiero gritar, quiero sentir el universo sobre mí, quiero correr en libertad, quiero encontrar mi sitio…con el mismo flequillo negro y roquero que agita Eva en los conciertos.
Esa es, pues, la clave, dar con el lugar, con el sitio. Una gana mucho o poco según con quien se compara, a veces, una está más gorda o más flaca que en según que épocas de la historia, una siente que tiene suerte y se le escapa la felicidad por la boca o agraviada, poco amada, lista y hasta pedante u oxidada y mediana en ocasiones, quizás porque una es lo que es cada vez puesta en un paisaje y un contexto donde nuestros recursos, talentos y ambiciones son correspondidos o resultan inservibles. Así que por qué ser una cualquiera cuando podemos ser la mujer que sabía volar, por qué permanecer tan quieta cuando aún tenemos ganas de bailar, de gritar, de correr…y aquí, la verdad, no pinto nada.

Comentarios

  1. pues el caso es que en mi fase de interrupción del sueño de hoy pensaba yo algo similar. es la necesidad de transcendencia o intensidad. algo así como que el tiempo descafeinado es tiempo malgastado y eso nos toca si lo meditamos porque venimos a este mundo con los minutos contados. (o, como decía García Márquez, con los polvos contados, dejar pasar uno es tirarlo a la basura)(claro, no lo decía él sino un protagonista, el que se iba por la patilla abajo a causa de las mujeres). después de pensar todas esas cosas en mi fase de interrupción del sueño he pensado que quizá estaría bien hacerme un estudio del sueño a ver si consigo dormir las noches de un tirón como Dios manda.

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  2. Entreabrió las manos y vio como se escurrían entre sus dedos los añicos de su compacta filosofía de vida. Donde alguna vez pensó que estaban sus metas , podía ver ahora claramente cómo el camino en lugar de terminar, daba la vuelta… y encerrado en el centro de su perfecto círculo de egoísmo, prejuicios y ansiedades, estaba el sólo chocando con sus elevados bordes.

    Lo peor del caso fue la manera brusca en la que se dio cuenta de su estado…fue como despertar de un mal sueño de golpe, o quizás al contrario, fue como entrar en una pesadilla en la que verse fuera de todo control, en la que volver a aprender a andar sobre un suelo inestable, en la que sentirse pequeño frente a los demás y a su actual situación. Acababa de descubrir un nuevo mundo fuera de aquel para el que se había preparado durante tantos años, y su sensación de frustración era grandísima…si alguien se lo hubiera dicho antes, quizás hubiera sido capaz de preparar las armas adecuadas para defenderse o quizás simplemente hubiese pasado desapercibido. Pero no era así: ahora debía cargar sobre su espalda aquel pesado, enorme y compacto círculo de cultura, moralidad y falsas creencias, aparentemente bien encajado, pero inútil.

    Se detuvo para observar a su alrededor, su perplejidad crecía por momentos y le hacía oscilar entre la desesperación , la desolación…A su alrededor cientos de miles de individuos danzaban llevando sobre sus espaldas sus compactos círculos. Algunos de ellos eran gigantescos, otros más pequeños, pero a ninguno de los integrantes de la rítmica procesión parecía molestarle en exceso. Formaban a su vez un círculo perfecto y se movían soncronizadamente, con sus ojos cerrados, y su expresión más o menos sonriente.

    Muy de vez en cuando, alguno de ellos se salía de la perfecta hilera, y era entonces cuando tomaba protagonismo una nueva y poderosa figura que de nuevo le convencía para que volviese a poner sobre sus espaldas el pesado círculo y continuase el baile con el resto.

    Lo más sorprendente sin embargo fue mirar hacia arriba y descubrir por encima de los anteriores otro tipo de individuos. Era un grupo escaso, brillante, no cargaban nada, no danzaban sincronizadamente, no había nadie que les indicase cual debía ser su posición, se mezclaban unos con otros, sin temores, sin prejuicios, sin ataduras, sin sufrimiento, y eran la viva imagen de la felicidad.

    Fue entonces cuando él se preguntó, cómo podría hacer para deshacerse de su tedioso círculo y unirse a ellos. Sus brazos estirados apenas podían alcanzar el ajustado nudo que comenzaba a asfixiarlo, algo que antes nunca había percibido.

    Se dio cuenta de que no iba a ser fácil, puede que hasta imposible. Se aferró a su áspera circunferencia y comenzó a llorar intensamente…luego entreabrió las manos y vio como se escurrían entre sus dedos los añicos de su compacta filosofía de vida. Donde alguna vez pensó que estaban sus metas , podía ver ahora claramente cómo el camino en lugar de terminar, daba la vuelta.

    Vol. 2

    M.C

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  3. Creo que me di cuenta de que era plenamente adulta cuando entendí que la vida no es mas que una serie infinita de rutinas, salpicada por momentos estelares, mágicos...que nos sorprenden, que como dice la canción de reggaeton (genero que, por cierto, odio, pero que, mira tu por donde, hoy me va "al pelo") nos dan la "gasolina" necesaria para seguir, y
    cuando nos vamos desinflando, aparece otro, y asi...y lo bueno es eso, que no dejan de sacudirnos para bien y que segirán pasando, salvo que uno se muera por dentro, y a veces ni por esas...

    Ana

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  4. creo que lo de la gasolina era una guarrada, algo así como el semen.

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