Anarquismo parental psicopatológico I
Los padres jóvenes solemos hacer muchas gilipolleces. Que nadie se extrañe, es un clásico. Pero resultan verdaderamente escalofriantes algunas de las variantes del ensayo-error en el que los papás y mámás estamos educando a los cachorros. En mi opinión, la más escandalosa de las escuelas de padres es la novedosa versión libertaria de lo que he convenido llamar "anarquismo patológico". Las claves son las siguientes: el padre defiende infinitos espacio de libertad para el niño que literalmente puede hacer todo lo que le de la real gana, tirar tierra a los ojos, comerse los mocos y también los juguetes (sólo en el caso de que sean de manderas nobles), tirar la leche por la mesa para salpicar alegremente suelos y paredes y empujar a primos, vecinos o desconocidos. Lo importante es que el/la neurótico/a del padre o madre esté mirando todo porque si no estaríamos ante otras versiones libertarias más moderadas, es decir, la libertad se refiere a la ausencia de control por parte del